Por otro lado su enfermedad lo hizo un extraordinario lector, un gran aficionado al ajedrez y generó en él un fuerte espíritu de disciplina y autocontrol. La elección del murciélago (rat penat en valenciano) como símbolo se debe a la importancia simbólica de este animal en la historia del escudo de la ciudad de Valencia, que lo ha convertido en uno de los principales símbolos de la ciudad fruto de diversas leyendas, como su ayuda o buen presagio en la conquista de Valencia en 1238 por el rey Jaime I, o como una variante del dragón de la cimera del rey de Aragón que usó el rey Pedro IV en el siglo XIV.